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By: imparcial RD
Artículo de opinión: Ruperto Alis.Santo Domingo, RD.- La disparidad entre Haití y la República Dominicana es una de las realidades más complejas y trágicas de la geografía política y económica del Caribe. A pesar de compartir la misma isla, La Española, los dos países han seguido caminos históricos profundamente distintos, lo que ha dado lugar a una brecha económica que no tiene paralela en la región. Esta diferencia no se debe simplemente a la suerte oa la "naturaleza" de los recursos, sino que está profundamente enraizada en una historia llena de opresión, desestabilización política, y una serie de decisiones económicas y sociales que han marcado el destino de ambos países de maneras muy diferentes.
1. Historia Colonial: Herencia de Esclavitud y Revolución
El primer factor clave para entender la pobreza de Haití radica en su historia colonial. Mientras que ambos países fueron colonizados por potencias europeas —Haití por los franceses y la República Dominicana por los españoles—, la experiencia haitiana fue significativamente más brutal. La isla de La Española fue convertida en una de las principales fuentes de riqueza para las potencias coloniales, especialmente en el caso de Haití, que, bajo el dominio francés, se convirtió en la colonia más rica del Caribe gracias a la explotación masiva de esclavos africanos para trabajar en plantaciones de azúcar y café.
Sin embargo, este período de explotación tuvo consecuencias devastadoras para los haitianos. La Revolución Haitiana (1791-1804), un levantamiento de esclavos que culminó con la independencia de Haití, fue un hito histórico: el primer país en la historia en abolir la esclavitud y en convertirse en una nación libre. No obstante, esta victoria fue amarga. La Revolución Haitiana y la posterior independencia de Haití se pagaron con el precio del aislamiento internacional y sanciones económicas. A diferencia de la República Dominicana, que fue colonizada por los españoles y obtuvo su independencia en circunstancias menos violentas, Haití fue excluido del comercio internacional y despojado de posibles apoyos exteriores.
2. Ocupación, Inestabilidad Política y Gobernanza
Después de la independencia, Haití experimentó una continua inestabilidad política, marcada por golpes de estado, dictaduras y una lucha constante por la consolidación de instituciones democráticas. Esto, en contraste con la República Dominicana, que a pesar de sus propios conflictos internos, logró construir una base política relativamente más estable. Los golpes de estado y la inestabilidad en Haití también fueron exacerbados por la corrupción política endémica que ha caracterizado gran parte de su historia contemporánea.
El país ha tenido dificultades para establecer gobiernos democráticos duraderos, y esto ha impedido la creación de un ambiente propicio para el desarrollo económico y la inversión extranjera. En cambio, la República Dominicana ha logrado mantener un clima político más estable y ha experimentado un crecimiento económico sostenido, especialmente en el ámbito del turismo y las inversiones extranjeras.
3. Desastres Naturales: El Golpe Final
Otro factor que ha jugado un papel importante en la desigualdad entre Haití y la República Dominicana son los desastres naturales. Haití ha sido golpeado repetidamente por terremotos, huracanes y tormentas tropicales que han devastado su infraestructura y ralentizado su recuperación. El terremoto de 2010, uno de los más destructivos en la historia reciente del Caribe, destruyó la capital, Puerto Príncipe, y dejó millones de personas sin hogar. La República Dominicana, por su parte, ha sido menos afectada por estos desastres, gracias a una geografía que le ha permitido desarrollar infraestructuras más resilientes.
Estos desastres naturales no solo han afectado la infraestructura, sino que también han dejado una marca psicológica y económica profunda en la población haitiana, que ha tenido que reconstruir una y otra vez, mientras que la República Dominicana ha podido aprovechar más eficazmente los recursos para recuperarse.
4. Dependencia Económica y Remesas
Mientras que la economía dominicana se ha diversificado exitosamente en áreas como la manufactura, la agricultura, y especialmente el turismo, Haití sigue dependiendo en gran medida de la agricultura de subsistencia. Gran parte de la población vive en condiciones de pobreza extrema, y la falta de una base económica diversificada ha hecho que el país sea vulnerable a los choques externos. Además, Haití depende en gran medida de las remesas enviadas por la diáspora haitiana en el extranjero, lo que, aunque representa una fuente crucial de ingresos, también refleja la falta de opciones dentro del propio país.
La República Dominicana, al haber desarrollado una economía más robusta, se ha convertido en un destino atractivo para turistas internacionales, lo que ha generado una entrada constante de divisas que han ayudado a financiar el crecimiento y la infraestructura del país. La inversión extranjera en el sector turístico y en la manufactura ha creado empleos y oportunidades económicas que han impulsado a la República Dominicana hacia una senda de crecimiento sostenido.
5. Educación y Salud: El Capital Humano
Un factor que no puede ser ignorado en esta comparación es el nivel de desarrollo de los servicios básicos en ambos países. Haití enfrenta graves deficiencias en educación y salud. Las tasas de alfabetización y acceso a atención médica son significativamente más bajas que en la República Dominicana. Esta falta de inversión en el capital humano ha limitado las oportunidades de desarrollo económico a largo plazo, ya que una población con bajos niveles educativos y de salud no puede contribuir al progreso de una nación.
En contraste, la República Dominicana ha logrado avanzar más en la modernización de su sistema educativo y en la provisión de servicios de salud, lo que ha generado una fuerza laboral más calificada y saludable, crucial para sostener su crecimiento económico.
6. ¿Qué Espera el Futuro para Haití y la República Dominicana?
La situación en Haití es sin duda una de las más desafiantes del continente americano. Sin embargo, no hay soluciones disponibles. La cooperación internacional y el apoyo para la reconstrucción del país, tanto en términos de infraestructura como de instituciones, son clave para aliviar las dificultades de Haití. La estabilidad política y la lucha contra la corrupción son esenciales para generar un entorno propicio para la inversión y el crecimiento.
Por su parte, la República Dominicana tiene la responsabilidad de seguir siendo un ejemplo de estabilidad económica y de cooperación regional. Si bien ambas naciones comparten una historia común, sus caminos divergentes han sido definidos por una serie de decisiones que siguen pesando sobre su presente y futuro.
En conclusión, la disparidad entre Haití y la República Dominicana es un testimonio de cómo los factores históricos, políticos, económicos y sociales se entrelazan para crear destinos nacionales muy diferentes, a pesar de compartir el mismo territorio. La clave para el futuro de Haití radica en la reconstrucción institucional, la reducción de la corrupción y el fortalecimiento de su economía interna, mientras que la República Dominicana debe seguir siendo un motor de estabilidad y progreso en la región del Caribe.