Giovanni Rotschild, un refugiado haitiano, está trabajando como repartidor mientras espera el reconocimiento de su título de enfermero en México.
De enfermero en Puerto Príncipe a ejemplo de resiliencia e integración en el exilio
Por: Ruperto Alis / Imparcial RD
CIUDAD DE MÉXICO. — Tras huir de la violencia y el colapso humanitario en Haití, Giovanni Rotschild encontró en México una nueva oportunidad para vivir sin miedo. Hoy, tres años después de llegar sin conocer el idioma ni contar con una red de apoyo, es una de las 7,537 personas haitianas reconocidas como refugiadas por el Gobierno de México entre 2019 y mediados de 2024.
Giovanni, quien antes ejercía como enfermero en una sala de emergencias de Puerto Príncipe, recuerda el momento en que su vida cambió. “De vivir bien pasamos a enfrentar grandes dificultades. Temí por mi vida”, expresó. Las amenazas de muerte y la ocupación armada de su vecindario lo obligaron a despedirse de su madre, su pareja y su país.
Una nueva vida en medio de la incertidumbre
Al llegar a la capital mexicana en 2022, Giovanni enfrentó incertidumbre y soledad. “Me sentía feliz por estar a salvo, pero también perdido. No sabía qué vendría después”, relató. Su situación comenzó a mejorar al recibir asistencia de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y de la organización Sin Fronteras, que lo ayudaron a integrarse y a solicitar asilo legalmente.
Gracias al acompañamiento legal, psicológico y educativo, aprendió español, tramitó su solicitud ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) y recibió un trato digno. “Fue la primera vez que no sentí miedo ni estrés. Me hicieron sentir que pertenecía a este lugar”, dijo al recordar el proceso de regularización.
De refugiado a ciudadano en formación
Hoy, Giovanni trabaja como ayudante de reparto nocturno en una embotelladora de refrescos. Aunque está lejos de su profesión como enfermero, considera este empleo un paso hacia su reinvención. “Esto es parte del camino. Cada día descubro algo nuevo de México”, expresó con optimismo. Además, continúa preparándose con cursos de formación que le permitan validar sus estudios y retomar su vocación.
Dentro de cinco años, cuando obtenga la ciudadanía mexicana, sueña con poder viajar a España y ver jugar al Real Madrid en el Santiago Bernabéu. Pero más allá de sus metas personales, Giovanni quiere devolver lo recibido. “Quiero usar mis conocimientos de enfermería para ayudar a otros. Así como me salvaron a mí, quiero impactar positivamente la vida de más personas”, afirmó.
El desafío de mantener el apoyo humanitario
El testimonio de Giovanni resalta la importancia del respaldo brindado por ACNUR y sus socios locales. Sin embargo, según Giovanni Lepri, representante de ACNUR en México, los recortes presupuestarios amenazan estos esfuerzos. “Suspender estos programas afectaría directamente a quienes están tratando de integrarse y reconstruir sus vidas”, advirtió, haciendo un llamado al apoyo de la sociedad civil, las instituciones y el sector privado.
En medio de los desafíos, historias como la de Giovanni representan un símbolo de esperanza y superación. Desde la adversidad extrema, ha logrado sembrar nuevas raíces en un país que lo recibió con los brazos abiertos, reafirmando que con apoyo e inclusión, es posible comenzar de nuevo.
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