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La Gran Muralla China: el majestuoso símbolo de la historia y la cultura asiática



La Gran Muralla China, considerada una de las obras arquitectónicas más grandiosas de la humanidad, es una antigua fortificación que se extiende a lo largo de aproximadamente 21,196 kilómetros (según las mediciones oficiales de las autoridades chinas). Esta estructura monumental fue construida con el propósito principal de proteger el imperio chino de las invasiones de tribus nómadas procedentes del norte.

La construcción de la muralla comenzó en el siglo III a. C., durante el reinado del emperador Qin Shi Huang, fundador de la dinastía Qin (221-206 a. C.). Sin embargo, gran parte de la estructura que ha llegado hasta nuestros días fue erigida y reforzada por la dinastía Ming (1368-1644), que dotó a la muralla de una mayor solidez mediante el uso de ladrillos, piedra tallada y otros materiales resistentes.

A lo largo de los siglos, la muralla no solo cumplió funciones militares, sino que también se convirtió en un símbolo de unidad nacional y resistencia. Hoy en día, la Gran Muralla China es un Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO y una de las nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno, atrayendo a millones de visitantes cada año.

La Gran Muralla China: Una obra de ingeniería sin precedentes




La muralla no es una línea continua, sino un complejo sistema compuesto por muros, torres de vigilancia, fortines y pasos estratégicos que aprovechaban las condiciones geográficas para maximizar su eficacia defensiva. En sus inicios, la muralla estaba formada principalmente por tierra compactada, madera y piedra. Con el tiempo, y sobre todo bajo los Ming, se utilizaron técnicas más avanzadas, incorporando ladrillos cocidos, mortero de cal y piedra labrada, lo que permitió erigir estructuras más altas y resistentes.

Significado cultural y legado histórico

Además de su función militar, la Gran Muralla simboliza la determinación, la unidad y la fuerza del pueblo chino. Ha sido testigo de innumerables episodios históricos y se ha convertido en un poderoso emblema de la identidad nacional. 

La Gran Muralla China fue inscrita oficialmente como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 11 de diciembre de 1987, durante la 11ª sesión del Comité del Patrimonio Mundial celebrada en París, Francia, y en 2007 fue reconocida como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.

En la actualidad, la muralla es uno de los principales atractivos turísticos de China, visitada por millones de personas que quedan maravilladas por su magnitud y la majestuosidad de sus paisajes.