Sevilla, España – En una final de infarto, el FC Barcelona se coronó campeón de la Copa del Rey tras vencer al Real Madrid 3-2 en un partido lleno de giros, polémicas y emoción hasta el último minuto. El héroe inesperado de la noche fue el defensa Jules Koundé, quien, en el minuto 115, anotó un golazo que selló la victoria para los blaugranas y les dio el título de forma dramática, justo antes de que el partido se dirigiera a la tanda de penales.
La final, disputada en Sevilla, estuvo marcada por un Barcelona dominante en la primera mitad, que impuso su juego desde el inicio. Pedri adelantó al conjunto catalán con un golazo a los 30 minutos, un obús desde fuera del área que no pudo detener el portero del Real Madrid, Thibaut Courtois. La posesión fue abrumadoramente azulgrana, alcanzando un 87% contra un 13% de los merengues, que parecían no encontrar su ritmo.
Sin embargo, el Real Madrid mostró su reacción en la segunda parte. Un rejuvenecido Kylian Mbappé, quien había estado ausente en la primera mitad, comenzó a marcar la diferencia, y el Madrid aprovechó dos goles rápidos, uno de Mbappé y otro de Aurélien Tchouaméni, para darle vuelta al marcador y ponerse 1-2. El Barcelona, que había dominado en los primeros 45 minutos, no supo rematar el partido y cometió errores decisivos.
A pesar de la remontada del Madrid, el Barça nunca perdió la esperanza. En el minuto 80, Ferran Torres empató con un gol de gran astucia ante Rudiger y Courtois, llevando el partido a tiempo extra. En la prórroga, cuando todo parecía indicar que la final se decidiría en penales, Koundé apareció para anotar el gol definitivo en un remate que desató la locura en el banquillo del Barcelona.
El encuentro estuvo marcado por varias controversias arbitrales, especialmente por el uso del VAR. En el tiempo regular, el árbitro anuló un penalti a favor del Real Madrid por una falta de Raúl Asencio sobre Raphinha, lo que generó mucha discusión entre los jugadores y cuerpo técnico merengue. Sin embargo, el VAR no intervino en otras jugadas más claras, dejando la sensación de que el arbitraje dejó mucho que desear en una final tan importante.
Con este triunfo, el Barcelona se lleva la Copa del Rey y deja una vez más en evidencia las debilidades de un Real Madrid que, a pesar de sus momentos de brillantez, no logró sostener su ventaja y terminó entregando el partido en la prórroga.
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