By: Ruperto Alis, desde Medellín, Colombia / Foto: Imparcial RD
La primera cámara de fotografía instantánea considerada auténticamente primitiva —un dispositivo que reunía en un solo módulo la cámara y un cuarto oscuro portátil— fue creada en 1923 por Samuel Shlafrock. Cien años después, este ingenioso aparato continúa activo y retrata a visitantes en el pintoresco “Pueblito Paisa”, uno de los sitios más emblemáticos de Medellín.
El Poncherazo, una tradición que permanece
Conocido como El Poncherazo, fotoagüita o cámara minutera, este procedimiento representa mucho más que una simple toma fotográfica: es una experiencia histórica en vivo. El fotógrafo exhibe la antigua cámara de madera y ejecuta, paso a paso, el proceso fotográfico artesanal utilizado a mediados del siglo XX.
De acuerdo con la fotógrafa Erika Pérez, quien mantiene viva esta tradición en el Pueblito Paisa, los visitantes posan quietos durante unos minutos mientras se obtiene el negativo, se revela la imagen y se realiza el positivado manual. El resultado final aparece flotando en la clásica ponchera de peltre, tal como sucedía hace décadas en plazas, ferias, bazares y fiestas populares donde muchas familias conservan sus primeros retratos.
Un museo que acerca la memoria a la gente
El Poncherazo integra una de las salas itinerantes del Museo Víztaz, iniciativa que busca rescatar costumbres y tecnologías que marcaron la identidad visual del país. Esta propuesta didáctica, interactiva y profundamente emotiva se desplaza hacia los espacios cotidianos con el firme propósito de mantener vivas las tradiciones que moldearon la historia colectiva.
Hoy, esta reliquia de la fotografía patrimonial continúa operando en el renovado Pueblito Paisa, cautivando a locales y visitantes con la belleza de su magia analógica.
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